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jueves, 2 de diciembre de 2010

Está bien, no somos nada. Pero, ¿vos no sentís esa alegría de hablar entre nosotros? De saber que más allá de cómo son las cosas, intercambiamos palabras, y muchas de ellas llegan de lleno a nuestro corazón. No sé, yo me siento contenta con todo esto, de a poco se irá viendo, está claro. Pero como que me siento igualita a una nena chiquita con un juguete que puede que no le pertenezca, pero lo admira, lo quiere, lo cuida. Es como un regalo del cielo, más allá de las circunstancias, lo es.

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